Entramos en el último tercio de Liga con todo aún por decidir . Y es una pena, porque todo por lo que luchas se puede venir abajo por una mala decisión, por una equivocación, o por un error.
Puedes sufrir una derrota inesperada, como la del Leganés ante el Tenerife. Puede golearte el rival en casa, como la del Valladolid al Oviedo.
Pero lo que no se puede permitir es que todo el trabajo de la temporada y las ilusiones de toda una afición se vayan al carajo por un error arbitral y más si es un error de interpretación del reglamento y no de apreciación, como pasó en el Osasuna-Alavés.
Podemos entender que vean o no un penalti, entendemos que no vean una mano, que duden en un posible fuera de juego pero lo que no podemos permitir es que no sepan interpretar que una entrada por detrás sin balón es considerada una agresión y no es una “Zancadilla de forma temeraria a un contrario en la disputa del balón” como dice el acta de González Fuertes.
La acción de Álex Berenguer sobre Manu Garcia es tan de roja que hasta su entrenador Enrique Martín Monreal le echó la bronca a su jugador y reconoció en la tele que era para haberle sacado no una sino dos tarjetas rojas.
Los árbitros son humanos y se pueden equivocar. Pero, repito, una cosa es apreciar y otra interpretar un reglamento que deben saberse de memoria. Eso, ¡NO-SE-PUEDE-PERMITIR!
(En Play Segunda hablamos mucho de este partido y de estas decisiones).
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