Porque si no llegas a venir nada de lo que hemos vivido habría sido posible. Y es que a veces, una persona trasciende por encima de la entidad y simboliza al Club.
Martín es el palo que sostiene la bandera blanquiazul. Es el laurel del escudo, es el escudo de la pirámide invertida. Es la voz del vestuario, el líder, la voz cantante, el corazón y su músculo. Es la imagen del Leganés. Me atrevería a decir que Mantovani es el mismísimo Leganés. Y es que nunca nadie representó como él los valores del Lega en sus noventa años de historia. Pasaron muchos, sí. Pero ninguno tan carismático como el central el argentino.
Hoy, lunes 14 de mayo, se pone fin a un ciclo, a una etapa de cinco años en la que Butarque vivió los mayores éxitos de su historia: Dos ascensos, dos permanencias, una semifinal de Copa.
Una vez más me ha cogido en la grada del estadio, solo, desprevenido. Si pensábamos que tras el adiós de Asier el nuevo técnico podría querer la continuidad de Mantovani nos equivocamos. ¿Quién va a contar ahora a los nuevos qué es el Leganés, sus valores y lo que significa? ¿Quién va a sostener sobre sus hombros el peso del vestuario? ¿Quién se va a romper la cabeza por defender ese escudo?
Es una decisión de Club. Y como tal la respeto, pero como tantos otros no la comparto. Martín está por encima de lo deportivo. Aún siendo un central valido han preferido que no siga. Él quería continuar, no por lo que fue, sino por lo que aún puede dar, pero el Leganés pìensa que ya no les puede dar más. Quizás se equivocan. Y eso que, en mi opinión, no es el quinto central de la plantilla, como poco es el tercero. Pero es que Martín es más que un jugador. Es carácter, garra, temple, coraje, temperamento, voluntad, energía, fuerza, espíritu, voz, ánimo, grito, personalidad, líder, pilar, estandarte, cabecilla, paladín, jefe, amo, cabecilla y patrón.
Si el Leganés pudo desperdiciar una ficha en inscribir a Yahya, ¿Por qué no puede usar otra para renovar a Mantovani? No lo entiendo. No tiene explicación. Le abren las puertas del futuro pero le cierran las del presente olvidando el pasado.
Hoy no entrenó, tras retirarse con molestias en el calentamiento de Anoeta del sábado. Solo saltó al césped para acercarse a Asier. Lo he vivido de lejos, en primera persona. Martín le ha dicho que su adiós al Leganés ya era oficial. El de Bergara le ha cogido por la cintura, la mano en la espalda. Como un padre animando a su hijo en un momento complicado. Le ha acompañado hasta la bocana de vestuarios, esa misma que el próximo sábado les verá salir por última vez para recibir el merecido aplauso de su afición. Mientras se marchaban hablando y les miraba, algo se rompía dentro de mí. Se hacían añicos cinco años de historia, de sufrimiento mezclado con gozo. De pasión incontenible e ilusión desmesurada. Cientos de recuerdos, de imágenes. Respeto y admiración.
Al terminar el entrenamiento, me he quedado fuera del estadio. Esperando. Quería verle salir. Darle las gracias. ¡Cómo me habrá visto que es él el que me ha abrazado a mí! Como me ha dicho, él ha tenido ya una semana para digerirlo y ahora nos toca a nosotros asimilarlo. Te vamos a echar de menos. Pero no es un adiós, es un hasta luego. Martín, allá donde vayas, da todo lo que tengas que dar, todo lo que te quede aún dentro, pero no te olvides de nosotros y vuelve. Porque en este deporte no todo es jugar al fútbol, es mucho más. Y tú sabes de lo que hablo, porque lo sientes igual. No has estado en el Leganés toda tu vida, pero durante cinco años, tu vida ha sido el Leganés y tu corazón su escudo. Y eso no se olvida. Mi admiración, mi respeto y mi agradecimiento. ¡Oh capitán mi capitán!