Me duele mucho que algún aficionado piense que criticar a Bordalás significa ir en contra del Alcorcón. Todo lo contrario. Están muy equivocados. Creo que ahora mismo es al revés, no estar de acuerdo con las ideas de Bordalás es demostrar que te importa el Alcorcón. Porque éste no es el Pepe Bordalás que todos conocemos, el que nos acostumbró a ver un equipo sólido en defensa, con llegada por bandas y muy vertical. Un juego directo que funcionaba y que le sirvió al Alcorcón para jugar un play off y para salvarse y llegar casi a otro intento de ascenso.
En Mendizorroza, Bordalás volvió a rayar el «clementismo» del Colombino de hace unas semanas en Huelva. Revolucionó de nuevo el once, cambió de portero y colocó sobre el campo a siete jugadores defensivos con un dibujo nuevo: Bellvís, Chema, Héctor Verdés, Djené, Fausto, Escassi y Rubén Sanz. Y dejó el ataque a la inspiración de Guichón, Óscar Plano y David Rodríguez. Y aunque no le salió mal del todo yo ya no reconozco al Bordalás de la etapa anterior. El alicantino ya no es fiel a su estilo, ni siquiera sé si tiene estilo, pero está claro que no tiene una idea definida y que en el mes de noviembre aún sigue ensayando como si estuviera en pretemporada. Aunque viendo lo blandito que está el equipo en defensa entiendo que busque proteger sus alineaciones desde la media.
Como dice el tópico el Alcorcón jugó mejor con diez que con once, porque con uno menos, tras la expulsión de Djené, salió la casta y el orgullo, la unión de un grupo que no había ido a Vitoria para perder. Y hasta pudo ganar, porque el gol de Manu Barreiro es en fuera de juego y baja el balón con la mano. Y el penalti que detuvo Falcón en el descuento ni siquiera era penalti. Pero los tres puntos hubieran sido más casualidad y testiculina de una plantilla creada no solo para estar más arriba en la tabla y no pasar apuros, sino para aspirar a ser más valiente y soñar con lo imposible. Calidad en los jugadores sobra, lo que parece que faltan son ganas de hacerles jugar a lo que pueden. Alguno ha llegado a pensar que el técnico quiere irse después de que en verano no le dejaran salir gratis a Osasuna.
Y prefiero no enzarzarme ni encizañar con el «Caso David González«, pero fue el propio Bordalás el que durante el verano le llamó muchas veces para que viniera al Alcorcón y rechazara otras ofertas. Y ahora el entrenador alicantino ni siquiera convoca al medio centro canario que cuando ha jugado ha demostrado que con confianza y minutos puede ser la brújula que encuentre el camino correcto para dirigir este proyecto. Pero desde fuera da la impresión que sus ausencias son más por razones personales que deportivas.