Se acabó el mercado de verano 2018. Cada vez que acaba un período de fichajes es una sensación extraña, porque durante los primeros días echas de menos la tensión, el estar alerta y que no se te escape nada, pero a la vez llega la calma, la tranquilidad y el descanso.
Yo llevo poco tiempo trabajando en serio durante los mercados, solo cinco años. Antes, mis labores en la Radio eran otras y no me dejaban tiempo para dedicarme a un mundillo que necesita echarle horas y mucho trabajo para que sea efectivo. No sabéis la de tiempo que invertimos en hablar con otras personas para encontrar la fuente buena y fiable que te guíe durante el camino. A veces pienso que no merece la pena, pero como he comentado este verano con un compañero, cuando informas de una operación y luego se hace oficial, la sensación (si me lo permitís) es lo más parecido a un orgasmo y a todos nos halaga que nos reconozcan el acierto tanto como nos duele que nos echen en cara el fallo. Porque errar duele. Y se recuerda más un error que cien aciertos. La credibilidad se gana con los aciertos y con los años. Y cada mercado es una nueva experiencia.
Hace tiempo que se informa más de los fichajes en twitter que en los propios medios: Radio, prensa, televisión e internet. Supongo que es la premura de la exclusiva, el darlo antes. Si algo aprendí este verano es que lo importante no es contarlo el primero, sino contarlo mejor (como nos enseñó el maestro García Márquez).
Twitter cada vez tiene menos credibilidad. Mucho rumor y poca información contrastada. Sobre todo por parte de cuentas anónimas que se dedican al copia y pega con el objetivo de conseguir unos cientos de RTs que engorden sus egos.
Me he planteado muchas veces dejar twitter. No es mi trabajo. Soy periodista de Radio y es en ese medio donde me gano la vida. Pero al final, sigo, porque en el fondo soy como todos y me gusta contarlo antes (aunque sea rápido y mal), me halaga el reconocimiento y mi ego crece con cada acierto.
En las redes sociales debes aprender a ponerte una coraza y que nada te afecte. Debes aprender a que ciertos comentarios te resbalen. Porque tú (para bien y para mal) estás en twitter con nombre y apellidos, con foto y lugar de trabajo, pero tus detractores no. Esos se esconden detrás de una caricatura con nombres absurdos y perfiles tan falsos como cobardes son ellos por no dar la cara.
Al final, twitter es ese lugar donde si cuentas algo que a alguien no le gusta te acusan de mentir, inventar y hasta de tener envidia. Y eso si tienes suerte y no te insultan o se acuerdan de tu madre. Yo, por suerte o por desgracia para mi o para el resto, a veces no solo informo sino que opino. Porque me gusta mojarme y porque no soy partidario de contar una realidad maquillada que no es tan perfecta como nos quieren vender, porque si lo hiciéramos entonces sí mentiriamos y sí nos lo estaríamos inventando. Cuando tú opinión no gusta a alguien otra vez aparecen los cobardes para intentar desprestigiar. No sabéis lo que tenemos que aguantar y soportar con algunos para no entrar en disputas dialécticas que no nos llevarían más que a perder el tiempo sin ponernos de acuerdo. Pero como digo a veces, todo va incluido en el sueldo (aunque a mi no me paga twitter) e incluido en la profesión (esa que amo y a la que dedico mi vida con una ilusión y una dedicación que no me va a quitar nunca nadie).
Y dicho todo esto, los periodos de mercado son lo mejor y lo más divertido de cada temporada aunque a la vez son los más cansados y los que más disparan tus niveles de estrés. Pero es alucinante sentir como la adrenalina corre por tus venas, como sube desde que empiezas a informar de una operación hasta que se hace oficial y notas como se desborda la emoción inundando la red de reconocimientos a la vez que se desparrama el ego por todo tu cuerpo.