- El Lega reaccionó al gol de Gerrit para los sorianos nada más empezar
- Los de Garitano no supieron aprovechar su ventaja numérica al final
Como dijo Garitano sabe a poco, tan a poco que nos dejó con ganas de más. Desde el sillón de casa fuimos tan ambiciosos que nos olvidamos que en Alcorcón no ganamos a pesar de merecerlo o que nos vinimos de vacío de Gijón cuando lo acariciamos hasta el descuento. Por eso creo que hay valorar este empate a domicilio como se merece, porque ese punto hace buena la victoria ante el Betis, tan merecida como casual en el último minuto.
En vez de criticar prefiero quedarme con lo positivo. Con lo rápido que reaccionó el Lega a un gol en contra nada más empezar. Me quedo con el primer gol en Segunda de un Mantovani que en vez de un verano ha vivido un invierno en agosto. Me quedo con un Aguirre que renunció a estar sentado en un banquillo de barrio de Primera para enamorar a un equipo humilde del extraerradio. Vaya segunda parte que te marcaste Diego, a tus pies. Te faltó el gol.
Y el gol lo tuvimos, pero no entró. Porque Munir se hizo grande ante Aguirre. Porque Eraso no fue capaz de rematar un jugadón más del incombustible Rubén Peña que nos está acostumbrando a ganar línea de fondo como si fuera su meta. Porque a Santamaría le faltó puntería de lejos. Y porque «el Guaje,» en su vuelta, le faltó medio metro para volver a marcar ante un Numancia que jugó con diez el tramo final.
En el último cuarto de hora echamos de menos la explosividad de Borja Lázaro y Fran Moreno, con gripe y molestias respectivamente. Ambos viajaron y vieron el partido desde la grada. Y me consta que sufrieron y disfrutaron. Y todos sufrimos con Prendes cuando detuvo su carrera, roto. Le harán pruebas, aunque todo apunta a una rotura de fibras. Y como lamentarse no sirve de nada, que pase el siguiente. Será la Ponferradina, el equipo revelación del inicio de la temporada, el domingo a las 21:00 en Butarque.